Por Eric Duport Jaramillo

No hace más de 10 años, cuando me desempeñaba como Jefe de Registros de la Cámara de Comercio de Pereira, el e-mail era una insipiente herramienta que sólo utilizaban las personas de manera particular.

La verdad, los correos corporativos para ese entonces los tenían sólo las grandes multinacionales y en la Cámara tuvimos correo institucional sólo a partir del 2002.

Hoy ese gran salto de hace menos de una década, que seguramente nos parece todavía importante para comunicarnos a nivel interno y externo, ve como se van imponiendo nuevas tendencias que lo van volviendo anticuado.

Hoy para comunicarse con los amigos y hasta con las empresas la gente recurre al uso de las redes sociales. Lo curioso es que si hacemos un paralelo sobre los primeros usos nos damos cuenta que fueron bien similares: el mail era de uso particular y luego se volvió corporativo y hoy las redes sociales que empezaron como un aparente juego de ocio se han convertido en otra herramienta para las empresas.

Eso que inicialmente se fue satanizado, que dizque por ser una perdedera de tiempo se ha convertido con el correr de los MESES en una arma de uso convencional a la hora de interactuar con los clientes.

Cada día más encuentra uno en los distintos medios masivos de comunicación artículos, investigaciones y noticias sobre el cada vez más frecuente uso de las redes sociales, por parte de las empresas, las organizaciones y los gobiernos.

Y no hay que ir muy lejos para darse cuenta, simplemente veamos nuestro Facebook o nuestro Twtter, las dos redes más populares para darnos cuenta que allí ya estamos llegando todos, los particulares y los corporativos.

Hace tal vez un año le escuche a un experto decir la siguiente frase: “quien no está en Facebook no existe”, seguramente en ese momento pudimos haber dicho muchos que eso es una exageración, pero cuando uno encuentra una cifra que dice que el 85% de los colombianos consulta opiniones en las redes antes de comprar por internet", la máxima del experto comienza a ser una realidad.

Hasta dónde avanzaremos o cambiaremos y cual será nuestro destino en materia de comunicaciones con nuestros clientes? E ahí un reto que seguramente deberán asumir ya las empresas, pues a la velocidad que van estos temas seguramente cuando tomen la decisión eso ya no se usa. Apúrense, apurémonos “porque todos mis amigos y mis clientes viven ahí”.